Documental Político
Emilio Trinidad
Mañana domingo -rumbo a su quinto año de gobierno- Andrés Manuel López Obrador desfilará hacia la cúspide de la estupidez, de su muy obeso narcisismo, cuando sin necesidad alguna, dados los aún altos índices de popularidad que registra, hará que cientos de miles de ciudadanos acudan a su burdo y ofensivo “carnaval” para alabarlo, para alimentar su ego, para aplaudir al mayor de los falsos, de los embusteros que al frente del país vive en un mundo inexistente, cuando la realidad y resultados tienen a la nación en situación de profunda crisis, a donde quiera que uno voltee.
Su ignorancia, su escasa preparación académica, su insensatez, su necedad, su prepotencia, su arrogancia, su claro espíritu de pleito, de confrontación con los que no se arrodillan ante él, sólo han traído desastre tras desastre a la política, la economía, la justicia, la seguridad, la educación, el progreso y la unidad nacional.
Los que mañana le acompañarán en ese ridículo desfile de vanidades, de matraqueros, de “aspiracionistas” a sucederlo, de lambiscones, de obedientes, indignos y sumisos gobernadores y alcaldes, de diputados y senadores de Morena y de obligados a caminar con loas y vivas al desequilibrado presidente, darán un espectáculo de pena ajena y chocarán de frente con aquella supuesta austeridad franciscana y republicana que profesa pero no aplica.
El innecesario gasto de cientos de millones de pesos en ese derroche de petulancia, de hipocresía, de engaño, de fanfarronería, será un brutal golpe a su mensaje de ahorro, de honestidad intelectual, de ser él quien encarna al mayor de los demócratas y al más decente de los hombres, y lo convertirán en el hazme reír de más de 70 millones de mexicanos que comprobaremos una vez más, que el Pinocho de esta historia de terror que significa la 4T, tiene a este país colapsando en todos los sentidos.
El presidente seguirá acumulando repudio de una sociedad que ha despertado ante tanta falsedad, ignorancia, improvisación, fracaso, deshonestidad y claro retroceso, por su apuesta al México de marginación, ignorancia, estancamiento y pobreza que a él conviene tener, para que los jodidos, impreparados, marginados y olvidados, sigan recibiendo migajas y vendan o entreguen su honor, su libertad, su voz y continúen siendo rehenes mediocres de un gran tirano.
Somos muchísimos más los que queremos un gobierno diferente y por ello tendremos que unirnos frente a lo que vendrá en el 2024. Sólo una nutrida asistencia a las urnas de los arrepentidos y de los que lo aborrecen, permitirá que recuperemos el rumbo de un país conducido al fracaso por un falso promotor del crecimiento y hermandad nacional.
Al final de su zigzagueante camino, Andrés Manuel López Obrador ingerirá su propio veneno.
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