Relevante MX
COLUMNAS

Los chunches…

De memoria

Carlos Ferreyra Carrasco

Tengo la certeza de que cada día crece el número de mexicanos convencidos de que vivimos bajo un gobierno militar.
Enrique Peña Nieto salió corriendo seis meses antes de lo que ordena la Constitución; Andrés Manuel López Obrador lo hizo con tres años anticipados y la seguridad de que las bayonetas lo sostendrán en cargo o maximato por mucho tiempo.
No hay duda posible, toda frontera, terrestre, marina o aérea, está en manos castrenses que igual disponen de finanzas, seguridad pública, programas sociales y lo que se ocurra, incluyendo control absoluto sobre energéticos y otros medios que podrían paralizar a la nación al solo grito militar.
Debo mencionar que mientras eso ocurre a la vista pública y a ciencia y paciencia de nuestros cultivados comentócratas, con la idiosincracia a flor de piel, los políticos se aprestan a empinarse a la voz de mando o al sonar del clarín y los redobles del tambor.
Me ocuparé de otras cuestiones ya que en lo dicho arriba y a pesar de las tímidas expresiones públicas, parece que estoy, así me siento, solo, fané y descangallado como mariposilla saliendo del cabaret.
Platicaré entonces que fui vanidoso poseedor de uno de los primeros teléfonos celulares que se vendieron en México, un enorme ladrillo gris que en llamadas duraba diez, quince minutos.
En reposo llegaba a las tres horas la vida de una batería, por lo que era necesario cargar dos, tres y no se para qué, no eran de uso común, extraordinarias las llamadas recibidas.
Pero tenían la retorcida intención de mantener atado y a cualquier distancia disponible a quien tenía un aparato asignado. Y debía reportarse cada determinado tiempo.
Lucidor, lo era, y mucho. En el restaurante antes de acomodarse, el poseedor buscaba la mejor ubicación para que los comensales se dieran cuenta de que allí había un jorocón. Empresario o político.
Antes tuve en el auto un aparato con marcación directa, sonido en las bocinad del coche y un minúsculo micrófono pegado a la visera, lo que permitía conversaciones con las manos ocupadas en manejar, pero provocaba burlas y gestos desagradables de automovilistas que miraban las gesticulaciones.
Más atrás en Morelia fuimos poseedores de un aparato con una bocina que se movía arriba y abajo, para ponerla cerca de la boca del usuario, que jalaba un cordón y en la punta una especie de cono de baquelita para escuchar.
Para llamar a un número determinado, era necesario esperar la voz de la operadora que estaba frente a un monstruoso tablero lleno de cables con los que los conectaba.
En Centroamérica tuve la necesidad durante la Guerra del Futbol de usar los radioteléfonos que comunicaban a un aparato al que se le decía algo apretando una palanqueta en la empuñadura y al terminar de hablar se soltaba y se anunciaba “cambio”. El interlocutor respondía y también terminaba con la palabra clave.
En los Juegos Olímpicos se instalaron teléfonos de punto a punto: del palco asignado al medio solicitante, a la redacción deportiva del mismo. No servían para nada más.
Los teléfonos eran para hablar entre dos seres humanos: saludarse, saber que la gente estaba bien, difundir una grata novedad, aunque desde luego funcionaban para lo contrario. Pero, insisto, permitía el contacto humano.
Ya no contesto mi teléfono sin importar quién genere la llamada. Encuentro que los actuales teléfonos sirven para muchas cosas pero según reclamos publicitarios, a nadie llama la atención o le interesa que puedan unir de viva voz con otro ser humano.
Tienen cámaras para fotografiar hasta en la oscuridad, pueden conectar visualmente a dos usuarios, graban videos que se suben a las redes sociales, pueden escribir y luego difundir mensajes largos o cortos.
En el cine, cuentan con una lamparita que permite ubicar tu asiento en la oscuridad, además de un directorio, un almacén de mensajes, calendario con recordatorio de compromisos, despertador, reloj análogo o digital y así al infinito y más allá.
Bueno, y les recuerdo que también sirven para hablar y si antes era complicado por el uso de claves, hoy sólo se marca el número deseado, local o extranjero.
Cuesta centavos y las largas distancias son gratuitas o están incluidas, sin límites, en el alquiler del servicio.
Como sea, pruebe a usarlo como teléfono, es algo sorprendente y novedoso…

Related posts

ONU Y EL IMPOSTOR DE LOS OTROS DATOS

RELEVANTE MX

NARCOTERRITORIO

RELEVANTE MX

Slim y los engaños de la vacuna

RELEVANTE MX

Leave a Comment