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Drogas, armas y tráfico de migrantes

Eduardo García Anguiano

Tres problemas de seguridad enfrentan al México contemporáneo: tráficos ilícitos de drogas, armas y migrantes.

Nuestro país ha suscrito las convenciones internacionales para controlar a la delincuencia organizada en las diversas modalidades de este delito.

Este esfuerzo multilateral de vieja data se ha visto acompañado de la cooperación bilateral con los gobiernos de los países fronterizos en una primera instancia y también con acuerdos con naciones allende las fronteras terrestres.

Aunque nuestro país no esta directamente inmerso en los conflictos bélicos actuales, tenemos fronteras terrestres y cooperación con dos países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte: Canadá y los Estados Unidos de América y recordemos que Belice forma parte de la Comunidad Británica de Naciones.

Los Estados Unidos Mexicanos enfrentamos tres retos en materia de seguridad nacional con diversas consecuencias en otras áreas de la seguridad: el tráfico ilícito de estupefacientes y sustancias psicotrópicas, de armas de fuego que no se catalogan como antiguas y el tráfico de migrantes que llevan a cabo los grupos de la delincuencia organizada.

Esta problemática en el contexto actual, por diseño estratégico internacional, llevaría a un reforzamiento en la cooperación multilateral y bilateral, o si no es por esta razón, pues por lógica o hasta por sentido común habría que realizarla.

Lo anterior debido a que las instituciones encargas del proteger nuestras fronteras de los ilícitos señalados no son suficientes para detener el tráfico de migrantes, armas de fuego o drogas ilícitas.

Al territorito nacional llegan migrantes que pagan a traficantes de humanos, armas y drogas que son introducidas por fronteras porosas, que por su paso o estancia en el país son el origen de otros ilícitos como el tráfico de precursores químicos, el lavado de dinero, el narcomenudeo, asaltos, violaciones y homicidios.

Acontecimientos como la detención en el extranjero de militares o la omisión ante la persecución y muerte de soldados y marinos mexicanos, el despido de personal especializado o el retiro de equipo antidrogas y otros hechos en la materia, no contribuyen a los compromisos suscritos por nuestro país de cooperar internacionalmente ante retos comunes.

Henry Kissinger expresó: “La historia no conoce lugares de descanso”.

secretariadoejecutivo1313@gmail.com

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