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MARA LEZAMA, LA RIFA DEL TIGRE

Contracolumna

ARRASÓ EN LA ENCUESTAS INTERNAS

JOSÉ MARTÍNEZ M.

Quintana Roo va tener una gobernadora que se llama Mara Lezama. Arrasó en las encuestas internas de Morena, el partido mejor posicionado en el estado donde el PRI, lo mismo que el PAN y PRD han dejado un legado de corrupción e impunidad.

Mara debe estar consciente que no se trata de un concurso de popularidad, sino más bien de la rifa de un tigre. Quintana Roo es uno de los estados de mayor violencia en el país y de mayores desigualdades sociales. Y por supuesto, de la mayor corrupción e impunidad. Un estado donde el narcotráfico manda, como parte del narcopoder.

Desde la primera vez en que fue electa como alcaldesa de Benito Juárez (Cancún), Mara se perfilaba como la indiscutible candidata natural a la gubernatura del estado. Eso ocurrió en 2018, luego de que el presidente Obrador la invitó a sumarse a Morena mientras comían tortas de lechón.

Mara conoció al tabasqueño en una visita de éste a las instalaciones de Radio Turquesa donde Obrador fue invitado a comer por el empresario Gastón Alegre. Mara aprovechó el momento para entrevistarlo.

Desde entonces hubo “química” entre ambos. Mara conducía un programa de temas sociales en el que se mantuvo al frente de los micrófonos por más de dos décadas.

Hace más de treinta años Mara y su familia se trasladaron de Ciudad Satélite, en el Estado de México a Cancún. Ni en sus más alucinantes sueños llegó a imaginarse que un día podría llegar a gobernar a su tierra adoptiva. Y mucho menos en una entidad machista que ocupa uno de los primeros lugares en feminicidios y de maltrato a las mujeres, además de la desintegración familiar.

Se involucró en la problemática de las familias con su programa “Denuncia ciudadana” que al paso de los años la catapultó como una luchadora social, ganando decena de miles de seguidores y simpatizantes.

Años atrás había trabajado como reportera en el periódico Novedades de Cancún. Pero la radio le dio más templanza y seguridad al desenvolverse con mayor soltura y hacer conexión con la gente.

Antes de que Obrador la invitara a sumarse a su movimiento, ella ya contaba con una amplia red de simpatizantes y en 2015 estuvo a punto de lanzarse como candidata al ayuntamiento de Cancún pero la “frenaron”. Mara representaba una amenaza para los grupos políticos que mantenían un control caciquil del estado.

El entonces gobernador Roberto Borge –preso en una cárcel de alta seguridad en el estado de Morelos– y el exgobernador Félix González Canto la desplazaron. Mara supo aguantar y esperar mejores tiempos. El tiempo le concedió la razón. Al frente del municipio llegó entonces Remberto Estrada Barba, un junior que emergió de las filas del Partido Verde acaudillado por Jorge González Martínez, el “Niño Verde”, en alianza con González Canto y Borge. Fue una de las peores etapas en la vida política de Cancún. Remberto y el “Niño Verde” estuvieron involucrados en numerosos escándalos al amparo del poder. Remberto y el “Niño Verde” era parte de la secta de los “Porkis”, un grupo de jóvenes violadores, algunos de ellos impunes y otros enfrentados por la justicia.

Desde entonces encabezaba las preferencias electorales pero ese “tropezón” la sacó de la jugada. Su incipiente relación con Obrador le llevó a contender en 2018 –después de la desastrosa gestión de Remberto Estrada– y arrasó al obtener la más alta votación en la historia política del estado, desde luego que influyó la ola obradorista que impulsó a Morena a obtener un resultado histórico con un triunfo aplastante en las elecciones generales de ese año.

Pero en las elecciones de junio pasado, Mara fue reelecta y les aplicó la misma dosis a sus adversarios, aunque esta vez obtuvo una votación 20 por ciento menor, pero suficiente para refrendar el triunfo de su partido.

Mara ha estado bajo el escrutinio público y bajo un asedio constante de sus adversarios que utilizaron a la prensa servil a los intereses de esos grupos que implementaron una guerra sucia para tratar de provocarla y descarrilarla de sus aspiraciones.

Muchos medios la señalaron de “enriquecimiento ilícito” y de realizar negocios al amparo del poder. Por ejemplo, le adjudicaron que autorizó el permiso de un casino, lo cual resultó falso, pues la autorización es de responsabilidad federal. Le adjudicaron la propiedad de bienes y de un patrimonio desmedido.

Su padre es un empresario exitoso pero jamás un multimillonario. Mara respondió a cada uno de los señalamientos en su contra pero nadie jamás presentó pruebas.

Los medios de información alineados al gobierno estatal en turno y beneficiarios de la corrupción política se encargaron de denostarla un día sí y otro también.

Mara respondió tajante que ella no tiene amor ni por el poder ni por el dinero.

Madre de una familia convencional de tres hijos “orgullosamente cancunenses y dignamente quintanarroenses”, podría convertirse en las próximas elecciones de junio 2022 en la primera mujer en dirigir los destinos del estado más joven del país pero con grandes problemas sociales. Problemas que ella conoció y palpó todos los días durante casi 30 años como periodista de medios impresos y electrónicos.

Habrá que esperar la decisión de su partido en las próximas semanas cuando se decida quién será el candidato formal al gobierno de Quintana Roo, todo parece indicar que será ella la abanderada de Morena. Los resultados de Comisión Nacional de Encuestas de Morena la posicionaron con la más alta calificación (7.5) frente a sus competidores. Algunas encuestadoras independientes le otorgaron un porcentaje de 10 a 0.

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