Víctor Barrera
Hace un poco menos de cinco meses, cuando el índice de inflación se colocaba por encima del 4 por ciento, los expertos y analistas financieros señalaban que esta presión a la inflación, es decir a los incrementos de precios, seria pasajera y por tal motivo en meses subsecuentes retomaría sus niveles para terminar cercana a la establecida al principio de año de 3 por ciento.
Al paso de un par meses se señaló que la presión inflacionaria era motivada más por factores externos que internos y que estos también se reestablecerían en el corto plazo, mientras que nuestra inflación se ubicaba por encima del 5 por ciento.
Ahora que la inflación se ubica en 7.37 por ciento deben existir, por lo menos, elementos para que el gobierno federal y su gabinete económico estuvieran preocupados, sin embargo, esto no sucede ni sucederá y probable que la inflación de este año cierre por encima del 8 por ciento.
En una economía que apenas lograra alcanzar un crecimiento del 5 por ciento, el dato de inflación debe ser motivo para empezar a establecer políticas púdicas en el área económica y con ello contrarrestar esta inflación que golpea, lamentablemente más fuerte, en la economía de los que menos tiene, los pobres.
De no hacerse y seguir manifestando que la presión inflacionaria se debe a motivos internacionales y no se busca en lo interno la manera de producir más de lo que hasta ahora se hace, la inflación para el próximo año podría superar los dos dígitos, y si se espera un crecimiento del 4 por ciento, entonces en términos generales los niveles de pobreza en el país seguirán incrementándose.
Elemento que marcaría un verdadero fracaso para la administración actual y su proyecto denominado 4T, que aun nadie entiende hacia dónde va y cuáles son sus objetivos reales.
Entendemos que esta administración espera que el Banco de México cumpla con uno de los objetivos principales que es mantener niveles de inflación adecuada, a través de seguir la tasa de referencia, pero esta cada vez pierde el impacto requerido, porque los precios siguen incrementándose, por lo que se hace necesario que el gabinete económico del gobierno federal, empiece a aplicar políticas públicas adecuadas
He insistido que la mejor política pública es incentivar la creación de riqueza y esta solo se logra a través de leyes, normas y reglamentos claros, sin que estas cambien de un día para otro, para evitar la incertidumbre, que es motivo de la salida de inversiones del país.
Se debe establecer políticas públicas de seguridad para que los altos índices de inseguridad bajen y con ello ofrecer un país con tranquilidad social.
Se necesitan aplicar los recursos suficientes a los sectores productivos, para que estos puedan crear un poco más de lo que se necesita en el país, con el objetivo de satisfacer las necesidades internas y tener excedentes que se puedan exportarse y obtener mayores recursos para reinvertir.
Establecer a través del sistema de educación, carreras adecuadas al desarrollo científico y tecnológico de los sectores productivos, capacitar a la gente para que se pueda inyectar una plusvalía al producto final y no solo se quede en un sector manufacturero, sino ampliar las cadenas productivas.
Establecer programas de conectividad entre los diferentes estados para que se puedan mover los productos dentro y fuera del país, las cuales, aunque no serán las megas obras de un gobierno, si permitirán la interconexión de los estados y municipios del país.
Estas son tareas que cada administración federal debe cumplir desde el primer día de su mandato y no esperar a que la crisis económica se acentúe a para empezar a realizar su trabajo.
Ya perdimos tres años de esta administración y si no hay cambios todo indica que perderemos la otra mitad, pensando en establecer un proyecto que nadie entiende en su totalidad, pro que solo sirve como banderín político de unos cuantos.
