Víctor Barrera
La incertidumbre que mantiene la tercera ola del Covid-19 en el mundo, hace que algunas naciones sigan aplicando programas de fortalecimiento a sus sectores productivos con el objetivo de hacer que el impacto sea menos profundo en sus economías.
Así lo observamos con Estados Unidos, donde su presidente Joe Biden presento un programa para fortalecer a la economía de su país aplicando una suma importante de recursos financieros para evitar el cierre de empresas y proveer de recursos a los trabajadores para poder sobrellevar la crisis.
En México esto no ha sido aplicado y el resultado ha sido el cierre masivo de empresas, de todos los tamaños, y el rompimiento de cadenas productivas, que han arrojados a millones e mexicanos a incorporarse a la informalidad con pequeños negocios.
Esto se convierte no solo en un problema laboral, sino también económico para las finanzas nacionales, porque ante el cierre de empresas formales, la recaudación fiscal de nuestro país disminuye y se convierte en una falta de recursos para apoyar a los sectores productivos para crear riqueza y trabajos que permitan nuevamente contratar a los trabajadores e iniciar verdaderamente un rebote y luego crecimiento de nuestra economía.
Es cierto que ha existido un rebote de la economía, pero esta no es suficiente para recuperar lo que no se creció durante el 2019 y 2020, y esto podría convertirse en un estancamiento, si no se logran captar mayores inversiones para crear más empleos.
El gobierno federal actual y los gobernantes de México deben entender que no se elimina la pobreza regalando dinero, y así lo demuestra los años que se llevan entregando recursos a los más pobres y su crecimiento económico.
Debe entenderse que un mejoramiento del ambiente para la inversión podría traer mejores beneficios, es decir si México capta recursos para fortalecer sus sectores productivos y el establecimiento de más empresas, en todos los sectores, se podrían utilizar los recursos provenientes de los impuestos para dar prioridad a mejorar la calidad educativa, aumentar el gasto en investigación y desarrollo, adoptar y crear nuevas tecnologías.
Con inversión y empresas, México podrá tener un mejor nivel de vida, además de fortalecer el proceso de innovación para tener un entorno adecuado, acceso a financiamiento y el poder contratar mano de obra altamente calificada.
México, repito, es rico en recursos naturales y materiales, pero se necesita el conocimiento para poder transformar esta riqueza en productos que hagan crecer la competitividad y productividad del país y por su puesto la economía.
Pero también debe haber un Estado de derecho que ofrezca certidumbre a las inversiones, que aliente la los inversionistas a mantener sus capitales por largos plazos.
De no tener estos factores, inversión, estado de derecho y productividad nuestro país seguirá por muchos años con bajo crecimiento y podrán cambiar gobiernos, pero si no se hace algo diferente tendremos estancamiento económico y millones de personas no podrán salir de la pobreza y tampoco mejorar su nivel de vida.
Gobiernos cambian, pero los retos de México siguen presentes, al parecer hemos superado lo más grave de la pandemia gracias al proceso de vacunación. El reto que sigue teniendo la actual administración es cómo lograr tener un buen crecimiento los próximos años y que además permita a todas las familias y empresas mejorar su situación económica.
Llevamos tres años de la actual administración federal y los retos a los que se comprometió siguen, sobre todo en lo referente a los pobres estos siguen en aumento en número dentro del país.
