Víctor Barrera
Morena, partido político de Andrés Manuel López Obrador, poco ayuda en sus decisiones a levantar el ánimo de la población y empezar a tener una percepción de verdadera recuperación económica.
Ayer nuevamente la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, no aprobó la realización de un periodo extraordinario, para culminar el caso de juicio de desafuero a los legisladores Saúl Huerta, acusado de realizar actos de acoso sexual a un joven menor de edad y Mauricio Toledo acusado de enriquecimiento ilícito, ambos legisladores integrantes de la denominada coalición “Juntos Haremos Historia”.
Cabe recordar que Mauricio Toledo llego a la cámara de diputados bajo las siglas del PRD, para luego renunciar a la bancada y durante más de un año permanecer como independiente junto con otros legisladores que también salieron del PRD y después sumarse a la bancada del PT.
Pero el caso es que dos senadoras de Morena, se abstuvieron de votar y una legisladora del PAN que no acudió a la votación impidieron realizar el tan necesario periodo extraordinario.
Esto también impide que se lleve a cabo la ratificación oficial, por parte de la cámara de diputados, de Rogelio Ramírez de la O como nuevo titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, y con ello iniciar su labor de acercamiento con sus homólogos de otras naciones para atraer un mayor número de inversiones a nuestro país.
En el tema de los desafueros, podrían haber colocado a Morena como un partido congruente con la política de erradicar la corrupción que tanto habla López Obrador, pero esto al parecer les tiene sin cuidado a las senadoras morenistas. Además de que lleva a la sospecha, por qué no quieren que se les juzgue a los legisladores y las preguntas al respecto surgen en la mente de los ciudadanos, que en estos momentos están siendo invitados para acudir el próximo 1 de agosto a la consulta popular.
En el segundo tema, y de mayor importancia en estos momentos, impide que Ramírez de la O empiece a aplicar su estrategia de fortalecimiento económico y de establecer la percepción de que nuestro país es un lugar importante para que los inversionistas puedan aplicar sus capitales.
Debemos recordar que la evolución económica de cualquier nación se construye con base en las expectativas de crecimiento que ofrezca y seguridad jurídica a los inversionistas.
Estas expectativas determinan también el comportamiento futuro de sus variables, como lo son las tasas de interés, su índice de inflación y en periodos de inestabilidad o recesión económica, el comportamiento del empleo y la perspectiva de ingresos en el futuro que determinan el consumo de productos.
Todo esto plasmado en la política hacendaría de cada nación y que se presenta como la carta de presentación a nivel internacional para captar capitales.
De no existir alguien que implementé esta política hacendaría, las expectativas de fortalecimiento y crecimiento se diluyen y las inversiones no pueden ser captadas.
Lo anterior resulta relevante porque la falta de conocimiento de una política económica de fortalecimiento puede frenar decisiones inversión disminuyendo la creación de empleos y por consecuencia el consumo.
Una percepción muy pesimista puede alimentar una contracción del consumo, mayor de la que técnicamente debería de mostrarse como resultado de la caída de la economía; lo cual implicaría, a su vez, un freno en la velocidad de la recuperación económica, particularmente en una economía en la que el consumo pesa tanto, como la de México.
Por lo tanto, algo tan sencillo como es emitir un voto a favor o en contra puede determinar el arranque del fortalecimiento y crecimiento económico.
