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NACHO COBO, EL AMIGO INCÓMODO DE SLIM

Contracolumna

UNA HISTORIA DE DINERO, PODER Y POLÍTICA

JOSÉ MARTÍNEZ M.

PRIMERA PARTE

En los círculos del poder –donde suele moverse como pez en el agua– todos conocen a Ignacio Cobo González. En su egoteca guarda como un “tesoro” fotografías inéditas con más de un centenar de presidentes de todo el mundo. Tiene fotos con todos los presidentes de México, desde Luis Echeverría hasta Andrés Manuel López Obrador. Aparece también retratado sonriente abrazado a los últimos presidentes de Estados Unidos: Bill Clinton, George W. Bush, Barack Obama, Donald Trump y Joe Biden. Y por si eso no fuera suficiente, tiene una colección de imágenes con los más conspicuos intelectuales, algunos de ellos legendarios. En síntesis es un retrato del poder.

Nacho Cobo es algo así como el alter ego del magnate Carlos Slim. Es una sombra que ha acompañado a Slim mucho antes de que se fundara el Grupo Carso. Son amigos de la juventud. Una amistad que ya alcanza los 60 años.

Es tan amigo de Slim como de Manuel Bartlett, de quien es socio. Bartlett y Slim se odian, no se soportan, pero en medio de ellos siempre ha estado Nacho Cobo. Si alguien es cómplice de la riqueza de Bartlett, ese es Nacho. Tan es así que Obrador publicamente los acusó de ser unos “pillos”. Pero en esas cosas que tiene la vida, ahora los tres son grandes amigos. Obrador llena de elogios a Bartlett, Nacho rinde pleitesía a Obrador y Bartlett es una miel con los dos (Obrador y Bartlett).

Después de llenar de vituperios –durante años– a Obrador, ahora Nacho se derrite en elogios al tabasqueño. “Es un chingón”, dice Cobo.

Hace poco Bartlett le dedicó a Nacho un libro que escribió sobre la caída del sistema en las elecciones de 1988. La dedicatoria era un refrendo cariñoso y fraterno “por más de 50 años de amistad”, según se podía leer en las líneas que Bartlett le dedicó a su “mejor amigo”.

En cuanto Slim, su trato con Nacho es voluble. Según los estados de ánimo del Ingeniero, la opinión sobre Nacho puede ser afectuosa o injuriosa. La relación entre ambos es más añeja que los mejores vinos de gran reserva.

Tan se reconocen y están tan identificados que las opiniones de Nacho, parecieran ser las mismas de Carlos Slim. De alguna manera Nacho, es “el otro yo” de Slim.

Cobo es el “ajonjolí de todos los moles”. Es el interlocutor de Slim con los partidos y los políticos de todas las ideologías.

Nacho amasó una fortuna a la sombra de Slim y bajo el paraguas de su suegro Mario Trujillo García, ex gobernador de Tabasco.

Si alguien conoce a Carlos Slim es Ignacio Cobo. Su relación es tan longeva que ambos podrían conversar con un simple intercambio de miradas. Aunque Nacho es tres años menor que Slim, su relación de amistad viene desde su juventud. Su cercanía es tan estrecha que Nacho se dio el lujo de ponerle el apodo de “Ciertobulto” al Ingeniero, algo que a él le desagrada y le incomoda pero que a Nacho y a los cercanos a Slim les resulta gracioso.

Alguna ocasión Porfirio Muñoz Ledo llamó en público a Carlos Slim por su apodo, que el enojo del magnate le costó a Nacho una severa reprimenda del Ingeniero. “Ya viste pendejo lo que ocasionas por tus graciosadas”. Cobo cuenta la anécdota entre risotadas mientras disfruta de un café con sus acompañantes.  

Nacho es una especie de amigo fantasma de Slim quien en muchas ocasiones llegó a señalar a Cobo como una figura imaginaria: “No pertenece al Grupo Carso”, “No es mi socio”, “No es mi amigo”, “No es mi operador político”. Las expresiones de Slim suenan más a la parábola bíblica de Jesús y Pedro: “Antes que cante el gallo, me negarás tres veces”. Y sí, en el mundo de Slim todo es cuestión de sus estados de ánimos. “Es la glucosa”, dice con ironía Nacho al referirse a la diabetes de Slim.

El magnate es un hombre poco expresivo. No es fácil que Slim reconozca alguna virtud de sus amigos. Incluso ha llegado a ser ajeno al dolor de sus cercanos cuando llegan a sufrir una tragedia. Tampoco es solidario.

La única vez en la vida, después de largos años de amistad a toda prueba, que Slim le hizo un reconocimiento público a Nacho fue en los festejos del 40 aniversario de Inbursa. Eso ocurrió en diciembre de 2005. En esa ocasión, en su discurso Slim dijo que él y Nacho pusieron los cimientos del Grupo Financiero que actualmente da empleo a cerca de 340 mil personas.

Juntos han viajado por el mundo y juntos han envejecido, pues al fin y al cabo los amigos son hojas, ramas y raíces.

Como testimonio de esa amistad están las postales de la egoteca de Nacho que tanto guarda con recelo, como un niño lo hace con sus juguetes.

Continuará…

 

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