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Los muros, la gloria

De memoria

Carlos Ferreyra Carrasco

Los más famosos, la Muralla China cuyas intenciones nos recetan como aislamiento o protección contra invasores; el muro de Berlín, para impedir fugas o para imposibilitar penetraciones malévolas.

Cada muro, pues, tiene dos visiones, la del que lo coloca y la de quienes se ven afectados. Con los mencionados, los muros que encerraban en sus ghettos a los judíos, la partición de Corea y los que se crearon, unos dicen que naturalmente, en la pulverización de las naciones centro europeas.

Indignante, inhumano, cruel y criminal, el que aísla a los palestinos y permite a los judíos toda suerte de crímenes impunes y el progresivo latrocinio de territorios. Actual, es el más acabado ejemplo de la vileza y la bestialidad humana.

En la historia nunca fueron las murallas los mejores métodos de defensa y mucho menos para impedir el libre tránsito de las ideas. Las ideas vuelan, llegan, se fijan y anulan muros y fosos.

Y espero que la línea antecedente no sugiera al “okupa” del Palacio Virreinal, antes Palacio de Gobierno o Nacional, la apertura de enorme zanja repleta de líquidos fétidos para desalentar el acercamiento de protestantes a la parte baja de su dormitorio.

Necesita descansar ante los trajines de un varón que comienza su vida activa a las cinco de la madrugada y se pone en movimiento, sin parar hasta horas de la noche.

Declaraciones recientes de Andrés Manuel López, el mandatario en turno de gobierno, nos hicieron saber su estimación como el más grande presidente que en este país haya habido. Así quiere ser registrado por la historia nacional.

Bien por el, sólo que deberían ilustrarlo un poco para que se entere que han sido los más infames tiranos los que han usado los muros para contener disidencias e impedir protestas.

En lo que pensaríamos que después de la caída del Muro de Berlín, se habían acabado tales ignominias, y cuando no se nos ha acabado la indignación por la intención de Trump de separarnos con una valla, en pleno corazón de los mexicanos se levanta el valladar metálico que muestra, certifica, el carácter fascistoide de la administración morenista.

De nuevo el palo y la zanahoria, vamos a perder tiempo repitiendo como monos de imitación, que si Salgado, que ni Salgado y así, Salgado hasta el aburrimiento, el cansancio y la comprobación de nuestra impotencia ante el poder único.

De las burradas a cargo del ocupante del antiguo palacio de todos los mexicanos, el muro de acero es la peor, la más ofensiva y la demostración de que para Manuel A. López, es él y su circunstancia y que la definición de propiedad está dada.

¿Recuperaremos nuestra soberanía popular, seremos nuevamente dueños del Palacio de Gobierno? Vamos a esperar la siguiente jugada del Okupa virreinal. Nada de lo que haga me sorprenderá.

Por hoy, todo es curiosidad, si se atreve a distinguirse en tiempos modernos con esa obsolescencias milenaria, bueno, vamos a ver qué dice su librito de cabecera… o de almohada.

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