Víctor Barrera
El sector energético del país, sigue mostrando que, en dos años, de la nueva administración federal, no existe ni idea de que hacer para establecer una política energética a favor de todos los mexicanos.
Hemos sido testigos de las grandes cantidades de recursos económicos que se han aplicado a Pemex, para que recobre su posición como una de las principales empresas productivas del estado. Sin embargo, esto no ha sido posible y la empresa sigue mostrando números rojos.
Tanto su director general, Octavio Romero Oropeza y la secretaria de Energía, Rocío Nahle, no han presentado un plan de trabajo que nos permita conocer los objetivos a los cuales desean llegar cada año y al término de este sexenio.
Los resultados de un plan sin objetivos, solo ha dejado que el precio de los combustibles se mantenga en niveles altos y que estos no se bajen o mantengan en un rango, como lo había prometido López Obrador, desde su campaña política.
La importación de gasolina sigue siendo el complemento para poder cubrir la demanda del mercado, por lo que el precio de venta está basado en los precios internacionales.
Otro energético que mantiene su tendencia al alza es el gas LP, porque tampoco ha existido la capacidad de Pemex para producir el que demanda el país y al contrario también se ha recurrido a la importación del mismo.
Este energético ha alcanzado un precio que comparado al año anterior ha sido un incremento del 20 por ciento ubicando el costo del kilogramo en 25 pesos.
Señalamos esto porque ante la presión para operar en una mayor cantidad de horas que está haciendo el sector restaurantero, en la CDMX y posiblemente repercuta en toda la república, traerá consigo nuevamente que la demanda de este combustible sea mayor por lo que la oferta será menor y esto provocará un ajuste al alza en el precio.
El confinamiento que obliga a restaurantes y hoteles a mantener apagadas la mayoría de las calderas y estufas industriales de estos negocios podría acabar, pero la presión por la necesidad de evitar un mayor cierre de empresas provocara que estos negocios regresen a la acción, lo que podría ser un grave problema porque no existe, por parte de Pemex la capacidad de aumentar la oferta nacional de productos refinados.
De acuerdo a las cifras que escasamente entrega Pemex, la elaboración de gas LP cayó 7 por ciento el año pasado y había caído 12 por ciento un año antes, después de desplomarse 15 por ciento en 2018. Lo que ha provocado el aumento de las importaciones.
Por lo que lo justo es señalar que el problema empezó a mostrar dimensiones de preocupación desde el último año de la administración de Enrique Peña Nieto, quien abandonó bruscamente las inversiones gubernamentales.
Las consecuencias fueron que las refinerías sufrieron consecuencias por la falta de mantenimiento y modernización, pero también es cierto la administración de Andrés Manuel López Obrador a más de dos años de ejercicio, solo ha mostrado muestra incompetencia para resolver el problema.
El gas LP es caro y no hay señales que permitan ver una baja próxima. Por lo que de abrirse en su totalidad las actividades productivas, el precio del energético tendrá un alza y las familias mexicanas lo sentirán de manera importante.
