Víctor Barrera
México se encuentra entre los países que menos estímulos económicos ha aplicado para confrontar no solo la pandemia del covid-19, sino también para aminorar las consecuencias económicas que esta enfermedad ha dejado.
El total de los recursos públicos empelados por el gobierno federal es menor al 1 por ciento del total del Producto Interno Bruto, de acuerdo a las cifras dadas a conocer por el Fondo Monetario Internacional y de 1.1 por ciento del PIB, de acuerdo a la CEPAL.
Ambas organizaciones tienen una diferencia mínima, pero nos muestran que los recursos aplicados por el gobierno federal son bajas en comparación a otras naciones equivalentes a la economía mexicana.
El argumento que ofrece López Obrador, para aplicar esta cantidad de recursos, es evitar que la deuda del país crezca, lo que no lleva a preguntarnos, ¿es mejor mantener un déficit bajo a costa de la vida de los mexicanos?
Desde mi punto de vista el aplicar una mayor cantidad de recursos, los que sean necesarios, pero aplicando estos con la transparencia adecuada, permitiría mitigar el daño económico que sigue causando en algunos sectores, el cierre de las actividades no esenciales.
Los resultados hasta ahora obtenidos por evitar una mayor deuda son una caída cercana al 9 por ciento del Producto Interno Bruto, 647 mil empleos formales perdidos, más de un millón 100 mil empresas formalmente establecidas que han cerrado sus puertas y cerca de 12 millones de mexicanos que se han caído en niveles de pobreza.
Sería aventurado señalar cifras, si se hubiera aplicado una cantidad mayor al 6 o 7 por ciento de los recursos públicos a fortalecer a los sectores productivos, garantizar un ingreso adecuado a las familias mexicanas para realizar los gastos de la canasta básica y el pago de servicios, pero lo cierto es que no habría un incremento de contagios, porque entonces si sería obligatorio mantener un confinamiento más estricto.
El problema que ha tenido México en estos meses de pandemia es que, además de que el gasto de recursos públicos es mínimo, estos están enfocados más en un sentido electoral y no de apoyo universal, lo que implica que mientras se cobija a los que “menos tienen” se deja a la deriva a quienes crean los empleos y fortalecen las finanzas públicas.
Transferir recursos a grupos vulnerables es importante, pero con reglas claras y transparencia, lo que aún sigue siendo dos elementos ausentes, además las cantidades otorgadas no son las suficientes, porque se estiman en función de una persona y no de una familia de por lo menos cuatro integrantes. El mantener un empleo o recibir recursos equivalentes a los gastos necesarios en las familias debe ser el parámetro con el cual se deben destinar estos recursos.
Entramos a un nuevo año y aún no hemos escuchado que habrá un cambio en el uso de recursos públicos, entendemos que para el gobierno federal es importante sacar adelante a Pemex y CFE, como empresas productivas del estado o que los proyectos establecidos por esta administración como el Tren Maya, la refinería en Dos Bocas, el aeropuerto de Santa Lucia, son relevantes, pero no se puede evitar el fortalecer a los sectores productivos.
México requiere de empresas altamente competitivas para poder seguir en por el camino de la exportación, pero estas empresas no tendrán la fuerza y los recursos suficientes para crecer tecnológicamente sino tiene producción y ventas.
Si estimamos el tiempo que tardaremos en recuperarnos económicamente, por la falta de creación de empleos, remuneraciones adecuadas y fortalecimiento de sectores importantes como el de salud, sería mejor invertir una mayor cantidad de recursos.
De lo contrario seguiremos sobreviviendo con una un índice alto de desempleo, un incremento de pobreza y altos niveles de inseguridad, porque la gente saldrá a buscar recursos de la forma que sea, lo que desataría la inseguridad, además e niveles bajos de recaudación, porque no se generarían los recursos para el pago de ellos.
A México poco le sirve tener un gobierno con grandes cantidades de recursos ahorrados, si estos no se utilizan para el bienestar de la población, entonces la administración federal está haciendo mal su trabajo.
Necesitamos un gobierno que pueda resolver los problemas a favor de la gente, con transparencia y reglas claras, que no esté pensando solamente en su popularidad o mantener su proyecto de gobierno. Un gobierno capaz de trabajar en lo que le compete sin mirar más allá de los seis años en lo que fue elegido.
Si quiere que su proyecto continúe, sería necesario hacer lo correcto entregar resultados a todos los mexicanos y evitar seguir mezclando los problemas con soluciones políticas o de interés en relación a un proyecto.
