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COLUMNAS

¡Qué funcionarios! Dan vergüenza

Socorro Valdez Guerrero

Adversidad, caos, peligro y confusión…La muerte ronda con su guadaña.

México y sus instituciones en ¡Peligro! En riesgo de enfermedad, accidentes y muerte.

Homicidas impunes con traje sastre. Con vestido y falda.

Los usuarios, los trabajadores del Metro,

la población general, vulnerables, desesperados.

No sólo es un virus o el contagio que amenaza a todos, los accidentes y el descarrilamiento de trenes, traen su nube de incertidumbre, ¡peligro!

¿Y los responsables? ¡¡Encubiertos, cínicos!!

Obtusos y en el Metro, confundidos en los términos.

Aseo, limpieza de estaciones, no es igual a ¡Mantenimiento! Del Sistema.

Ahí, dos sindicatos, inmóviles, ¡cinco en total! Tan maniatados, como lo están otros en diversas instituciones.

Y unos más desaparecidos, acabados, como el Sutrad y dos no reconocidos, el Mexicano, así como la Asociación Sindical, que incluso con secretarios, despedidos injustamente del sindicato Democrático, luchan por subsistir y rescatar al Metro.

Además, una directiva, que no lo es, como tampoco investigadora, ingeniera y menos subdirectora de mantenimiento, aunque sí como todos ¡¡furtivos!!

Sólo uno, al pie de lucha, el ¡Mexicano! Los demás, acéfalos. Agazapados como crimínales.

Todos ridiculizados en videos y memes, para evidenciarlos como son, cínicos y viles.

Hay pesar e incertidumbre. ¡Desesperación!..Nula esperanza en los mexicanos y sus familias.

Un Puesto Central de Control, (PCC), los “ojos” fundaménteles de un sistema de transporte, ¡obsoleto! Muerto por más de medio siglo de existencia.

¡Lo mataron!, lo dejaron ¡Morir!, cuatro sindicatos y al menos seis de los 14 directores del Metro.

Tal y como fallecen muchos enfermos en los hospitales y en sus casas, por ¡Abandono! Y negligencia, por miedo a invertir en tecnología y equipo, y hasta por ¡corrupción!

Por un sistema de salud, y de transporte, ¡acabado! Sin inversión, sin respaldo gubernamental.

Sindicatos, directivas, todo el sistema gubernamental, los ¡Matan! Los envenena poco a pocos.

Tan sólo el Metro hace más de cinco sexenio comenzó su agonía. Se recrudeció con Miguel Mancera y se murió, con Claudia Shenbaum.

El grito desesperado de sus trabajadores por ese cáncer crónico, lo invadió, hizo metástasis, sin la cura de nadie.

Ni de aquel, que hoy escupe al cielo, y esconde la mano, que también lastimó a la “Familia Metro”, Jorge Gaviño Ambriz, antes Joel Ortega y mucho antes, ¡de nuevo! Florencia Serranía.

Tan sólo el sistema que monitorea y evita accidentes de trenes, volvió a gritar y se ¡colapsó! Cayó Calcinado.

El descarrilamiento en la estación La Paz, aquella rama en los rieles, y el

incendio en un tren de la línea 7, advierten:

“Puede haber colisión en cualquier momento, desriel de trenes, choque, peligro y ¡Muerte! De usuarios y trabajadores”.

Sólo la “Familia Metro” está en pie, fracturada, lastimada, aunque en pie para defender a esa columna vertebral que mueve a la Ciudad de México.

A falta de tecnología de punta, de monitoreo de trenes, están ellos, ¡los trabajadores! con dos líderes sindicales mudos, una directiva negligente y omisa, que empujan a la ¡Muerte!

Fernando Espino Arévalo, Blanca Esthela Pablo Carbajal y Florencia Serranía Soto, callan ante el peligro que ronda a usuarios, trabajadores y conductores por un posible accidente.

Sólo empleados con experiencia, igual de vieja trayectoria, tan de antaño como el equipo, la tecnología, y los trenes, que mueven, improvisan para que el recorrido diario de convoyes sea ¡Seguro! Para todos.

Con métodos rudimentarios y arcaicos vigilan para frenar el peligro en todas las líneas de Metro, ante un PCC incinerado, calcinado.

Anteponen la ¡Seguridad! A su grito unísono de ¡Ya sal del Metro Serranía!, ya ¡Váyanse Espino y Pablo Carbajal!

Su pugna por refacciones, esa lucha de mejoras tecnológicas, las denuncias de incompetencia, que iniciaron por allá del dos mil, con Javier González Garza, quedaron igual que el Metro, en el abandono.

¿Y quién paga por esos crímenes? Por aquella muerte de esa mujer policía bancaria, María Guadalupe Cornejo, de aquella madre y su bebé que perdieron la vida en la colisión de trenes, en marzo de hace un año, ¡nadie! Hay impunidad.

Hay injusticia y homicidios, sin castigo, como aquellas muertes en hospitales, en las casas por un sistema de salud, desarticulado, obsoleto, abandonado en la inversión.

Son simplemente ¡Criminales!, homicidas sin castigo, delincuentes impunes.

Un presidente, con su doctor de ¡Muerte!, con sus cómplices en todos los rincones, hoy en el ¡Metro!, mañana, ¿dónde?

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