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Iztapalapa, entre la pandemia y la corrupción

Socorro Valdez Guerrero

La muerte aparece repentina y el virus ronda. Aprovecha el mal actuar humano.

Sobresalen las intrigas que dan paso al enfrentamiento, a la simulación para contener contagios.

Hay ¡Engaño! Y las muertes aumentan.

Falsos registro de enfermos y encuestas de calle, para lo fácil y no en hogares, donde están los que necesitan, los que claman ¡Ayuda!

Crece el luto en la familia y apenas en octubre, hasta ¡Saqueo! Y ¡Ordeña! De kit’s médicos para enfermos de COVID19.

Hay contención de denuncias y amenazas de despido ¡Silencio! O ¡Calle!..

No cesan los males humanos, aún ante la presencia de muerte y aumento de contagios.

La plática grabada entre el personal de gobierno de la ciudad, revelan lo ruin, lo ¡Podrido! En la estrategia de contención de la pandemia.

No es en todos los rincones donde hay disfraz de ayuda con ¡Mezquindad humana! Aunque existe en una región de alto contagio, ¡Iztapalapa!

Hay inconformidades, mentiras en la acción y enfrentamientos entre “jefes” y trabajadores de Participación Ciudadana del gobierno de la Ciudad de México.

La vileza no permite enfrentar un virus ni la propia muerte. Hay irresponsabilidad ciudadana, y también ¡Gubernamental!

En una junta -el 14 de diciembre- se desalienta y se disuade a quejosos y denunciantes para no revelar las fallas.

Gregorio Hernández González, director de la coordinación de Participación Ciudadana en Iztapalapa obliga a no decir ¡Nada!

A evitar que las quejas lleguen a los oídos de la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum .

La advertencia es clara, ¡quieren base, guardan silencio! O hay ¡Despidos! Otros, los inconformes a “resguardo” y luego, a la calle ¡Despedidos!

Un silencio obligado para unos, y de beneficio para otros.

Los espacios laborales para los amigos, los conocidos y los familiares.

No importa el virus, no preocupan las muertes, promueven el nepotismo, beneficio por relación filial o de amistad.

Es decir, trabajo para familiares de directivos o allegados, como para el hermano de Gabriel Sánchez, subdirector o para el hijo de la actual pareja de Hérnandez González.

Irregularidades que provocan descontento y fallas en la contención del COVID19, al menos en la región 2, en Iztapalapa.

Hay falta de coordinación y supervisión en la labor de calle que realiza el grupo que promueve los programas sociales como las pruebas de COVID, las medidas higiénicas y la misma contención del virus.

Denuncias del personal, que piden no revelar nombres por temor a que los den de baja, aseguran amenazas constantes.

Aún así piden investigar la veracidad de su dicho y reforzar las auditorías a ese organismo a cargo de Armando Armendáriz, antes que mueran más inocentes.

En esa región se han sustraído termómetros, gel antibacterial, oxímetros y cubre bocas de la bodega ubicada en Panteones número 80, colonia Paraje San Juan, alcaldía Iztapalapa.

No se conoce el destino final de ese material, que al parecer fue sustraído por dos coordinadoras regionales, Jaquelyn Avendaño y Belem Mellado, que falsamente acusaron a un vigilante, aunque testigos observaron el saqueo.

Dicho personal confirmó la “ordeña” de kit’s, “porque hasta algunos de nosotros nos compartieron”.

Además, precisan, también en octubre pasado, el Kiosoco de Salud en la zona de Iztapalapa, fue un “gancho” para aprovechar y vender joyería artesanal, maquillaje y bolsos, propiedad de Avendaño.

Urge, ahora que estamos en semáforo rojo, que la jefa de gobierno, Sheinbaum, el titular de Participación Ciudadana y el de Salud, redoblen y revisen la operatividad de los coordinadores regionales.

Es cierto que aumentan los contagios por personas irresponsables de la población, aunque también por los conflictos internos en el gobierno que no hacen efectivas las medidas.

A veces se simulan las acciones y provocan más casos y muertes, hasta entre nosotros.

Los esfuerzos de su personal de calle se frena por el despotismo y abusos de sus coordinadores.

Hay preferencias que causan problema interno, y un impacto negativo en la protección ciudadana.

La falta de empleo es una arma para doblegar y constantemente amenazar al personal.

Hay despidos injustificados y abusos.

“Nos quitan los celulares en juntas para evitar se filtren videos que prueban lo que se dice”, revelaron.

El mal, no se ¡queda en casa! Está en la calle, en las oficinas del gobierno local.

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