De memoria

Carlos Ferreyra Carrasco
Desde luego no conozco lo que piensan los demás, tampoco lo que pueda inquietarlos o motivarlos.
Ignoro si hay la suficiente curiosidad para saber el origen de las opiniones en las redes, por el simple hecho de que parecen obra del copy past: copie y pegue.
Cuando alguien publica una opinión que evidentemente, por su sencillez, es digerible por el populacho, se desatan críticas, respuestas agresivas e insultos.
Hasta ahí puede suponerse, en afán de buena fe, que se trata de coincidencias. Eso a pesar de que las argumentaciones sean casi calcas unas de otras.
El caso es qué hay algo que parece marca de fábrica: los defensores del preciso, o sea el pueblo bueno, manda sus mensajes con evidentes y rebuscadas faltas gramaticales.
Con lo que se demuestra que, en efecto, es el pueblo bueno el que respalda las patochadas o decisiones del jefe nato de las instituciones nacionales, las que quedan todavía; son las mayorías analfabetas trabajadoras y populares las que estarán vigilantes de la salud del gobierno, entendido como tal, el poder ejecutivo, sin contrapesos ni oposición.
La gente protesta en el antiguo DF, en el norte, en el sureste y en todos lados, unánimes los acusan de estarse “reVelando” cuando lo que pretenden es asentar en el ánimo general el peligro que significan los que se “reBelan”.
Por eso es que la Guardia Nacional, conformada por asustados hombres de armas, distraerán sus ocios apaleando manifestantes, ejecutando a algunos. De paso se libran de tener que enfrentar a la guerrilla y los narcos… estos contestan.
El México nuevo, la Cuarta República ya está aquí.
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