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NO AL GOLPISMO


Jorge Meléndez Preciado


​Independientemente de quiénes serían los cuatro nuevos consejeros del Instituto Nacional Electoral (INE), que se eligieron el miércoles 23, el debate acerca de lo que ocurre en nuestro polarizado México fue importante, pero más debido a lo que viene: la necesidad de no imponer mayorías en asuntos fundamentales y la obligación de escuchar todas las voces.
​Debemos recordar que varios decenios atrás las malas artes, el reparto de cuotas, el meter a como diera lugar a los amigos, la marginación de la oposición y el uso de la fuerza para acallar opiniones fue lo característico.
​Poco a poco se fue abriendo la tan parchada democracia que tenemos, en donde hay más de 700 reformas a la Constitución mexicana, y organismos por doquier para realizar las funciones que están encargadas al Estado, pero se sabe que no cumplirá.
​Vino el cambio tan deseado, y estamos entrampados en una discusión sin fin para los asuntos más importantes y otros menores que algunos consideran prioritarios.
​En esa situación, se abrió el proceso para escoger al cuarteto del INE, donde participaron centenas de aspirantes. De ellos, se escogerían cuatro quintetas para que salieran los indicados.
​En un comité balanceado, donde participaron: Diego Valadés, Blanca Heredia, José Roldán Xopa, Silvia Giorguli y John Ackerman, entre otros (increíble: se incluyó a Sara Lovera, una periodista sin conocimientos en el tema y muy desprestigiada en el gremio), se trabajó con rigor, aunque de repente, el doctor Ackerman se indignó porque no quedó en la lista Diana Talavera, quien tiene nexos con su familia política, los Sandoval.
​Protestó y exigió que se cambiaran los nombres porque algunos eran opositores a la 4T. Algo realmente increíble, ya que no se trata de controles unánimes en los organismos no gubernamentales.
​Le respondió el diputado morenista, Porfirio Muñoz Ledo: el señor Ackerman tiene mucho celo partidario, aunque él no estuvo involucrado cuando luchamos por las autonomías.
​John impugnó, además, que Eunice Rendón fuera candidata en este trascendental asunto ya que era pariente del consejero Ciro Murayama, uno de los más cercanos al presidente del INE, Lorenzo Córdova.
​En una carta Murayama explicó que nunca había ni propuesto ni siquiera platicado con los que seleccionaron a los nuevos miembros de quienes calificarán las elecciones del próximo año y otros, por lo que el reclamo del tan mencionado Ackerman no tenía ninguna validez. No hubo contestación a lo planteado por Ciro.
​Pero el asunto de John, el también conductor televisivo, trajo la revuelta de 75 legisladores del PT y Morena, quienes deseaban que los consejeros fueran más afines a sus propuestas. Al final los indignados llegaron a 97.
​La revuelta fue efímera, ya que Andrés Manuel López Obrador afirmó sensatamente: las resoluciones que se lleven a cabo son responsabilidad de los diputados. Por lo que no existía óbice para que se concluyera un proceso muy lleno de problemas.​
​En este acto sumamente importante para el futuro comicial, Muñoz Ledo planteó dos cuestiones más de gran relevancia: que se eligieran tres mujeres y un hombre para que ellas tuvieran mayor incidencia en las decisiones futuras y que no es con el golpismo, aunque sea de manera civil, la forma en que se puede construir un país que necesita pluralidad, equilibrio, consensos y lógicamente, mayor participación de las féminas en las decisiones que urgen ahora y más adelante.
​Finalmente salieron elect@s, por mayoría calificada (399 votos, más cinco abstenciones y cinco en contra): Norma Irene de la Cruz, José Fernando Faz, Clara Humprey y Uuc-Kib Espadas.
​La lección mayor es que debemos abrir muchos espacios y no aferrarse a que uno solo es quien tiene la verdad en la mano.
​ ¡No al golpismo!
jamelendez44@gmail.com
@jamelendez44

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