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CÉSAR DUARTE: POR FIN

Jorge Meléndez Preciado

Todo mundo sabía que César Duarte Jáquez se encontraba en Estados Unidos desde que concluyó su mandato en Chihuahua: 2016. Se presentaba, frecuentemente, en diversos lugares para sonreír, como diciendo, a mí la justicia me pela los dientes.

Pero luego de la controvertida gira de López Obrador a Estados Unidos, la justicia del vecino norteño dijo que había detenido al gobernador en Florida y estaba dispuesto a extraditarlo para que responda a delitos que le imputan realizados durante los seis años que tuvo el timón en aquel estado norteño.

Lo dijo bien Javier Corral, el actual ejecutivo chihuahuense, mientras estuvo en funciones Enrique Peña Nieto, la Fiscalía General de la República no hizo nada para traer a Duarte al país. En cuanto Javier, en una gira por su entidad, habló con Andrés Manuel, éste le indicó a Marcelo Ebrard que se pusiera en acción los trámites para que enviarán a México a César.

Entonces, puede ser un regalo final de Donald Trump la expulsión de Estados Unidos de Duarte o una operación bien armada de México, eso no importa ya, lo trascendente es que en los próximos días tendremos en prisión a un hombre que se burlaba abiertamente de nosotros.

César, por cierto, tiene abiertos varios procesos aquí: descontó a los empleados de gobierno 10 por ciento mensual para destinarlos al PRI;  apoyó con  140 millones de pesos la campaña de Claudia Pavlovich en Sonora y con 250 millones a la de Jorge Herrera Caldera en Durango; compró un rancho, El Saucito, de 39 mil hectáreas; participó con 50 millones de pesos en el Banco Progreso, lo que le dio 15 por ciento de las acciones; tiene propiedades en Estados Unidos por 25 millones de dólares y más.

Debido a algunos ilícitos, el gobierno de Corral detuvo a Alejandro Gutiérrez Gutiérrez, colaborador de Duarte, y muy ligado a Manlio Fabio Beltrones. Alejandro salió libre con las reservas de la ley.

Luis Videgaray, implicado en el caso de Emilio Lozoya, posibilitó que César Duarte, siendo funcionario público, también pudiera ser banquero. Y lo dejó manejar el presupuesto para favorecer campañas políticas.

La llegada de César Duarte podrá nervioso a Manlio, que se ha vuelto apoyador de la 4T y crítico de los priistas que quieren oponerse con todo a López Obrador. Y Videgaray está callado en el MIT.

El PRI, por el cual votarían hoy 10 por ciento de ciudadanos y 44 por ciento nunca lo harían, está en la debacle. Lozoya, por un lado, pero César Duarte, por otro, lo dejarán en harapos.

Terrible fin del antes partidazo.

jamelendez44@gmail.com

@jamelendez44

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