Dr. Jaime Miguel Moreno Garavilla
Trabajo en equipo, informado, inteligente, y profundamente arraigado en nuestros valores y principios, han devuelto a México su respetabilidad ante el mundo. Por primera vez en la historia, nuestro país formará parte tanto del Consejo de Seguridad como del Económico y Social de la Organización de las Naciones Unidas. Elevadas responsabilidades y magníficas oportunidades para, desde ahí, vigorizar la promoción y defensa de nuestros principios inveterados. Los que alguna vez dieron prestigio y liderazgo a nuestra nación, y que, persistentemente, ha venido enarbolando el presidente de la república Andrés Manuel López Obrador: el respeto a la soberanía de las naciones; la cooperación entre los pueblos del mundo; la proscripción de la miseria, y el no al uso de la fuerza y la violencia, entre otros. Logros históricos para México en medio de esta etapa inédita de la humanidad. Logros apuntalados con luces, con sensibilidad, con experiencia, y, a manera de poderosos precursores, con solo cuatro símbolos cromosómicos de México que fueron mostrados con inteligencia y oportunidad quirúrgicas: nuestra Guelaguetza, signo de cooperación entre pueblos hermanos; el Danzón número dos, legado por el insigne sonorense Arturo Márquez para invocar justicia a pueblos indígenas; nuestro siempre estremecedor huapango, el de Moncayo, y, su interpretación por la orquesta conformada por jóvenes de la Universidad de la Nación… Vaya nueva forma de cabildear la que aportan a la cultura política nuestros dignos y exitosos representantes: solo a base de valores y de principios. Nada más… pero nada menos. La dimensión y trascendencia de estos logros exaltan nuestro orgullo nacional; nuestro amor por México, y provocan nuestro más elevado reconocimiento a sus gestores. Muy por encima de las pasiones gestadas por el color, por el dolor o por el temor. Apostando siempre, al engrandecimiento de México, que pasa necesariamente, por la prístina responsabilidad de mirar por el bienestar del pueblo. Del pueblo entero. Enhorabuena a Marcelo Ebrard, a Juan Ramón de la Fuente y a sus equipos de colaboración. Dan un legítimo motivo de satisfacción a millones de mexicanos que aplaudimos el re advenimiento del México que, con toda su grandeza, vuelve a rutilar respetable y respetuoso entre la inmensa constelación de las naciones.
