Víctor Barrera
Estamos a dos semanas de que entre en operación en T-MEC, el nuevo acuerdo comercial entre México, Estados Unidos y Canadá y que posiblemente sea un elementos para evitar que nuestra economía tenga una caída impactante de hasta el siete por ciento.
Sin embargo debemos entender que para lograr tal hazaña, el lado mexicano debe estar preparado en cuanto a productividad y competitividad que mantenga un flujo comercial positivo para nuestro país.
Es probable que la apuesta del gobierno federal sea que la economía de Estados Unidos siga siendo la locomotora que arrastre a nuestra economía para un crecimiento, pero esto no se dará de manera milagrosa, si nuestros sectores productivos no presentan una productividad y competitividad capaz de mantener los ojos puestos en los productos mexicanos, será difícil que tanto los Norteamericanos como Canadienses mantengan sus compras a productos mexicanos.
México es el socio comercial más cercano que tiene ambas naciones, pero existen en el mercado cientos de competidores que también buscaran que su comercio se incremente y ofrecerán productos y manufacturas de mayor atracción para las empresas norteamericanas.
Durante días hemos manifestado que el gobierno federal deberá establecer una estrategia capaz de otorgar apoyo al crecimiento de nuestras empresas e industrias que les permita entrar al mercado en proporciones mayores a nuestros competidores, pero poco ha hecho este gobierno para establecer esa estrategia.
Si tomamos como parámetros los últimos resultados presentados en la economía norteamericana, se señala que los consumidores del país vecino han salido a realizar compras luego de un trimestres que vivieron en confinamientos, siendo el sector de la ropa el mercado con crecimiento importante, lo que indica que las manufactureras mexicanas podrían ser los principales proveedores de este sector si tiene la capacidad de producción, para ello es necesario que una manufacturera cuente con capital, maquinaria y empelados suficientes para hacer frente a la demanda de las empresas norteamericanas.
Otro sector que se ha visto beneficiado es el automotriz que también mostró resultados positivos y que también es un sector importante en nuestro país, pero si estas empresas e industrias no cuentan con el apoyo del gobierno federal, difícilmente podrán ofrecer cubrir las necesidades de sus contrapartes en Estados Unidos.
Debemos entender que la economía norteamericana también cayó en recesión y que, al igual que todas las economías del mundo, el resultado final no serán los esperados y posiblemente sean negativos.
Esto nos permite pensar que si el gobierno federal mexicano tiene puesto el futuro nuestra economía en la de Estados Unidos, los resultados no serán alentadores y la caída de nuestra economía podría ser del menos siete por ciento.
Es por ello seguir subrayando que el mejor remedio para alcanzar un incremento económico o por lo menos amortiguar de manera importante una caída, el mercado interno es un elemento base, pero para ello, insistimos, se requieren incentivos fiscales y económicos para nuestros sectores productivos.
El gobierno federal no puede solo estar esperanzado a lo que sucede en otras naciones para que nuestra economía crezca, debe actuar ya.