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COLUMNAS

NIDO DE RATAS

De Memoria

Carlos Ferreyra Carrasco

Son enternecedores lo esfuerzos del presidente López Obrador, por hacernos creer que está buscando y encontrando dinero como herencia maldita de anteriores administraciones.

Lo encuentra, pero no lo aprovecha ni siquiera intenta recuperarlo, como el caso de la pareja que ilustra el comentario, cuyos activos personales son de tres decenas de miles de pesos, sin contar los recursos que fueron derivados a los suegros y alguna pariente cercana de la señora.

La señora, que en sus delirios escribía como tara infantil la frase “merezco bienestar” y el gordo risueño, que nunca se sintió amenazado ni en su persona ni mucho menos en su fortuna.

Como los exgobernadores coahuilenses, hermanos, a los que se atribuye, comprobadísimo con documentación, el extravío de 35 mil millones de pesos.

La manipulación de los documentos que integran los expedientes de los acusados, han sido argumento incontrovertible para dejarlos en libertad y reintegrarles sus dineritos.

Del obeso exmandatario jarocho, Javier Duarte de Ochoa, conocido en los sótanos de la delincuencia política como Javidú, se tienen presentes dos hechos: el primero, cuando sorprendieron a dos enviados suyos con la consabida cajita de dinero con varios millones de pesos; los encargados del transporte debían hacerlo llegar al gobernador Enrique Peña Nieto.

El consabido importamadrismo oficial se limitó a una breve declaración de que los sujetos llevaban ese dinero para una empresa publicitaria que organizaría el Festival de Tajín. Tan importantes que hasta en avión especial los llevaron a Toluca.

El segundo, cuando aseguró que tenía comprobantes de dos mil 500 millones enviados a la campaña del marido de La Gaviota.

Perseguida por la justicia (así le dicen los bromistas en México) Karime, sin problemas y hasta con protección policial, se fue a residir con sus chipotes a Londres. De regreso a su país, lo que hizo fue demandar a una periodista que le destapó las condiciones regias En las que moraba en su residencian londinense.

Ya se sabe, prestigio maltrecho, buena fama estropeada, es lo que siempre se aduce y como en este caso, los jueces tan nobles ellos, les da la razón. Después de todo tienen “Fe de Ratas”.

Y bajo ese concepto, el mismo u otro enjuiciador decide que las actuaciones de la policía en torno al ladrón presunto y a los desvíos del erario veracruzano, no deben ser sometidos a la intransigencia de la ley, Dura Lex.

Perdamos la esperanza de recuperar los dineros que existieron, que sabemos dónde presuntamente están y quiénes son sus beneficiarios.

Lo mismo la lana que ocuparon los hermanos Moreira, el mayor, Humberto, becado para doctorarse en Educación en España de donde salió finalmente expulsado, aunque no de manera oficial. Tras su detención en las ergástulas reales hispanas, regresó a México demandó a un periodista, ganó el pleito como suele suceder en tan justiciero país.

No es la única firulilla que pasó de las arcas públicas a las escarcelas de un ambicioso. La lista interminable de quienes robaron y huyeron, no cabe en este comentario, así que seguiremos con quienes mantienen la impunidad bajo el amparo de la Transformación Cuatrera.

Ricardo Salinas Pliego, respaldo económico del hoy mandatario durante su largo periplo proselitista, ha ido sumando activos a su cuenta empresarial hasta convertirse en el segundo mexicano más rico, a veces incluso superando a Slim.

El señor adeuda, cuenta iniciada hace poco más de diez años, 35 mil millones de pesos. Hablamos de impuestos que no sólo no le han sido cobrados, sino que ahora, hoy, en la actualidad, en estos tiempos trágicos para el país, por arte de Birlibirloque o de la Madre Matiana, brujos tradicionales en las narraciones costumbristas, el adeudo se redujo a tres millones de pesos.

Amigo lector, leyó bien, de los 35 mil millones de impuestos nunca pagados, se redujo el adeudo a escasos tres millones de pesos, algo así como lo que usa en su cartera para comprar chicles en las esquinas de la capital.

La lista puede alargarse al infinito. A Manuel Bartelette y su hijito les entregaron nuevas concesiones, aprovechando el mal que está matando mexicanos sin medicamentos: con un sobre costo de mil 500 por ciento, afirman las denuncias que al respecto han hecho quienes investigaron adjudicaciones a las empresas fantasmas del yunior.

De las propiedades del especulador inmobiliario nada se sabe, como tampoco de las extensas propiedades urbanas en Nueva York y Florida, principalmente, de la pareja José Murat y yunior, hoy gobernador de Oaxaca.

Para Napoleón, El Pequeño, nacionalizado canadiense apropiado de cincuenta millones de dólares que invirtió en su exilio, no se ha hecho ningún intento de recuperación  de esa lana y es comprensible: no iría a la cuenta particular del presidente sino a las manos de los robados, los mineros.

A la maestra le reintegraron sus propiedades y los maledicentes de siempre, aseguran que la casa en San Diego, donde viven hijo, nuera y el gringuito nieto de López Obrador, es préstamo u obsequio de la señora. Dicen…

Y bueno, ¿saben? éste es un escrito producto del aburrimiento. No hagan caso porque hemos decidido el Peje y su servidor que no hay, no habrá impunidad. La ley, pareja y la fe de ratas sólo para los roedores de la Hacienda Pública.

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