Gansadas
Carlos Ferreyra Carrasco
La cabeza del presidente don Andres Manuel López Obrador, gira a tan gran velocidad que puede equipararse a un dinamo generador de electricidad, de esos que no usan carbón ni petróleo para cumplir su función y que han sido proscritos por este régimen moral.
El mandatario tiene en su evolucionado o revolucionado cerebro, ideas para el cambio, para su aprovechamiento y su mayor gloria. Piensa siempre en lo que los policías gringos llaman “el bien mayor” cuando asesinan a algún miembro de las minorías étnicas y por el puro color de su piel hay que impedir que esa persona cometa un delito.
Porque negros y cafecitos son siempre un riesgo, así lo ha advertido el líder natural de un país que cada día se refleja en sus odios ancestrales. “América para los americanos”, es la divisa.
El señor López Obrador no requiere ayuda para imaginar escenarios, o recrear panoramas futuros. No, al no atarse a una mesa puede dedicar su día laboral completo al vuelo de la imaginación. A veces limitado por las circunstancias, para dar respuesta inmediata a lo que puede incomodar a los ciudadanos.
Y no es que le apure semejante posibilidad pero en el fondo de su sonrisa socarrona está la necesidad de verse apreciado, admirado y aplaudido. Y por eso la lectura desde el púlpito virreinal de las tablas de la ley, su ley que puede y se modifica según la circunstancia. Genial su anuncio de la pérdida de empleos, doce millones de trabajadores a la calle para ahorrar en bien de sus programas asistencial—electorales.
En abril, afirma, se perdieron 500 mil empleos y en mayo apenas se perdieron 350 mil. Un triunfo, salvo que entre más se hayan perdido antes, menos se podrán perder en el futuro.
Su traducción: por la plaga, perdimos un millón 200 mil puestos de trabajo. No hay apuro porque se propone la creación de dos millones de puestos laborales de aquí a diciembre.
No cree necesario aclararlo pero se refiere a las chambas de macuarros que trabajarán bajo las órdenes de los hoy dóciles constructores de terminales avioneras, trenecitos y fábricas de gasolina. Apunte marginal: ante las tarugadas administrativas de este sexenio, crece la venta de coches híbridos y eléctricos.
Los constructores son los militares habilitados como policías esquineros, alarifes de lujo y aunque no lo admitan así, a cargo de la logística, transportación y seguridad del mandatario. México—Cancún, un largo camino con vigilancia Metro a metro, por las Fuerzas Armadas… el señor quería disfrutar su paseo.
Hay por ahí un portal que advierte que su información es parte de un juego ¿literario, informativo? Pide que en ese contexto se lean sus notas.
Está discretamente bien hecho pero tiene una falla enorme y de gran daño para la sociedad. Cuando refiere la nota al Peje, le da visos de autenticidad. Y con un cerebrazo a miles de giros por segundo, puede resultar de extremo cuidado.
Verán: en uno de sus más recientes números, anuncia la creación de un impuesto de 500 pesos anuales para cada perro casero. No es algo que se pueda aplicar cuando un infaltable compañero de vida entre los estratos más pobres del país, es precisamente un can.
En la supuestamente imaginaria iniciativa o decretazo pejiasno, hará una excepción para este impuesto, quedan exentos los Solovinos, los integrantes del temido Cártel de las Pulgas que todas las madrugadas como fieles canes amanecen echados a las puertas del Palacio.
Aunque la información es obra de admirable mente cochambrosa, queda en el aire el temor de que de pronto lo asuma y, como ya ha sucedido, crea que es producto de su ingenio y su ingente labor en bien de los mexicanos.
Por favor, absténganse de meterle ideas, ya no le caben en su estuche cerebral.